Si los griegos de la época del Rey Leónidas levantaran la cabeza y vieran que el parque de Milá, con sus gigantescos molinos, lleva el nombre medio camuflado del su dios Eolo el de los vientos, les aseguro que abandonaban las Termópilas y desembarcaban en nuestra Isla para pedir explicaciones o pasarnos por las armas. Porque clama al cielo que en estos momentos se haya dado por hecha la muerte definitiva de algo que empezó con criticas, como fue el aspecto visual de sus monstruosos molinos en plena naturaleza y codeándose con nuestro título de Reserva de la Biosfera, que más tarde fuimos viendo que podía llegar a ser una importante fuerza de generar electricidad y desde entonces, íbamos siendo testigos de una muerte anunciada sin visos de solución. Las averías no solo se repetían y multiplicaban haciendo que sus aspas fueran quedando paralizadas, sino que las reparaciones iban abandonándose debido a su dificultad y elevado coste.
En pocas palabras
Deidades con pitorreo
Jesús Jusué 25/01/22 3:59
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